22.7.10

Gente del cole


Ayer me tomé un aperitivo con un amigo del instituto, hacía como unos diez años que no nos veíamos. Está casi igual, pero ahora vive en otra ciudad y tiene familia propia, una muñeca de dos añitos. Y diez años de cosas de las que no tengo ni idea y que no se pueden contar así, de sopetón, porque no tiene sentido ni son anecdóticas, pero son imprescindibles para evitar esa sensación de "no tenemos nada que ver".
La idea de quedar unos cuantos juntos se nos presenta con mucha curiosidad pero con reservas, porque ya no nos tenemos en nuestras vidas. Es una sensación muy extraña.

Otro día fué mucho más curioso. Me encontré unos amigos del barrio al volver de los estudios de rodaje acompañada por Rudolf el Sastre, y me invitaron a sentarme con ellos antes de volver a casa -cosa que recomiendo a todo el mundo después de la jornada laboral-, Rudolf prefiere irse a casa. Con ellos estaba una chica que no conocía, y que me fué presentada. Debo aclarar que sufro un defecto en las presentaciones: me ocupo más de los besitos que del nombre, y al ser de Marte, pues no puedo hacer dos cosas a la vez.
La chica cuyo nombre desconozco es bajita, muy delgada y sigue a dieta ella, con cara de "nunca será sufiente comer menos", tacón de madera, coleta estilosa y torera blanca, y sobre todo está demasiado pendiente de un contacto con un tío que tiene por internet que no conoce y que viene o no viene a la ciudad a verla, es decir nena, que pasa o no pasa de tí.
Mis amigos insisten en que nos tenemos que conocer. Ella se acuerda de mí, pero ¿quién es? -Claro, si tenías que ir a la misma clase, teneis la misma edad.
Mierda! como odié ese puto colegio. ¿y ahora quién es esta chica? Pon cara de póker. ¿porque no presto más atención al nombre y dejo que de los besitos se ocupe el otro, que los demás si saben hacer dos cosas a la vez?
No me corto un pelo: "¿cómo te llamas?" y me suelta el apellido ¡eso no me sirve!. En fin, déjalo estar, que más me da, ella se acuerda de mí y yo no sé quién es. Hablemos de otra cosa, de motos por ejemplo. Pero no, no lo quieren soltar, y al final ya tengo su nombre "Era muy mala yo, cuando un niño lloraba, habíamos sido fulanita y yo, siempre igual"- sonrisa tímida-.
¿Qué te parece? pues si que era mala, bastante hijaputa diría yo. Y hela aquí y ahora, con su mirada de ratoncillo a un lado y a otro. Tan flaquilla y encongiendose con la brisa del principio del verano sobre sus pantalones pitillo. Me mira con intensidad y desconfianza, intentando averiguar qué es de lo que me acuerdo y de lo que no.
Entonces es cuando me toca gestionar emociones, porque era sólo una niña. Hijaputa, sí, y ahora le saco cabeza y media, pero una niña al fin y al cabo. Y además, no ha mencionado en la mesa de terraza como me quedaban de pesqueritos los pantalones durante toda la EGB, lo cual, es todo un detalle.

4 comentarios:

Gilda dijo...

Yo con la gente del cole no mantengo el contacto, en parte porque no sé de qué podríamos hablar y en parte porque no me acuerdo más que de cuatro personas. Ni siquiera a los de la universidad podría hacerles un resumen de mi vida y a ellos les pasará lo mismo, aunque con ellos se ha mantenido algo más el contacto y me siento muy a gusto cuando quedamos, como si fueran mis hermanos.

Sufrida Loren dijo...

Qué suerte los que tenís estudios...Jajajajajaj

Kuir Ass Fuck dijo...

Yo de la gente del colegio mangtengo sólo congtacto con una compañera que resulta trabajar en los mismos estudios que nosotr@s, Gilda y Audrie comparte departamento con ella.
Es curioso, pero una de las "ventajas" que me atribuían sobre el "feisbus" era la de encontar a tus compañer@s del colegio y/o instituto. ¿Para que cojones quiero reencontrarme con gente de la que no sabría de que hablar?
Tal vez si hubiera mantenido contacto post-colegio, pero no fué así, y transcurridos 20 años (¡¡¡20!!!) no encuentro utilidad ni sentido a ese posible reencuentro.

Uma Chusma dijo...

Cuando unos encontraban amigos en la facultad, yo los encontraba en el trabajo. Que vida mas dura!