Septiembre está a la vuelta de la esquina y con él las absurdas colecciones de todos los años: relojes de época, abanicos con reproducciones de obras de arte, reproducciones de tus superhéroes, tarta de fresa y sus tazas de plástico (para que cocines ¿como mamá?¿con ese rodillo miniatura?). Y es que la vuelta al cole es para todos. Aunque nos hayamos graduado hace muuucho tiempo, septiembre seguirá siendo el mes en el que retomar los hábitos del nuevo curso: nos apuntamos a alguna actividad extraescolar (al gimnasio, a swahili o a lo que quede en el centro cultural más cercano), nos ponemos serios con la dieta para contrarrestar los excesos del verano y compramos libros y material de papelería para seguir la vieja costumbre.
Ahora bien, dando por hecho que esta tradición incluye comenzar alguna colección, ¿se sabe cuántas personas son constantes y capaces de terminarlas? ¿Realmente se fabrican todas las piezas de estas colecciones ridículas o se dan de margen hasta el fascículo 15 para clausurarla y vender una nueva absurdez por entregas? Siendo Tara como es un rancho de cierta importancia me ha sido difícil terminar alguna colección, como la de "vestidos sureños para tu nancy", "calesas de los estados confederados" (reproducciones fidedignas talladas en roble americano) y "crea y construye tu propio campo petrolífero". De hecho, la colección de vestidos la tuve que finalizar yo improvisando con los visillos de la cocina y los cortinajes del recibidor, experiencia que pude aprovechar más tarde y en otras circunstancias, como de todos es sabido. La colección de calesas ocupa un lugar destacado en la alacena más lujosa del salón del pasamanos y el campo petrolífero aún no me ha servido para nada, pero no descarto hacer alguna prospección en Tara (cuando la cosecha nos sea propicia y podamos reunir la suma que nos pide la Exxon). Sobre la decoración y estética del campo de torres le pediré consejo a Audrie, que se nos ha ido a Texas a recabar tan valiosa información y, de paso, a disfrutar de unas vacaciones con sabor a fritosbarbacoa y chili.
Comenzad vuestras colecciones hasta que os canséis de ir a vuestro quiosco habitual y disfrutad de la vuelta al cole ;)
14 comentarios:
Hmmm... sí, yo creo que empezaré septiembre con la colección de rosarios (¡el de la virgen maría es una cucada!). Maris, os venís a rezar una novena?
Yo sólo he coleccionado una vez una cosa, pegatinas, cuando era muy pequeña, y un día las tire todas y escapé de esa droga estúpida (casi tanto como el tabaco) que es el coleccionismo, yo lo siento por aquellos que recopilan ,guardan y miran con amor, y en ocasiones aburren con sus interminables colecciones. Lo siento no quiero ofender pero coleccionar me parece algo muy vacío (fíjate que paradoja), me parece de gente que en vez de vivir intenta guardar la vida en cajitas, estuches de fieltro y álbumes, no digo lo mismo de guardar ciertos recuerdos que de vez en cuando pueden bien hacernos de memoria (sin apegarse demasiado que tampoco es bueno) pero coleccionar siguiendo un orden establecido y no digamos ya una colección "inventada" por la editorial marketiniana de turno me parece de tontos, y más pagando.
¡ viva septiembre!
Gilda, los bladimeris están causándote unos efectos más devastadores que el delirium tremens...vamooooooooooooos,te veo en la fiesta Odri intentando evagelinzarnos a todos.
Que esto no salga de aquí: yo empezé una colección de candados, de todo tipo, claro, jamás compré uno hasta que lo necesité para cerrar algo.
Mientras los coleccionaba me los regalaban, los mendigaba o los cogía prestados...
Cuando quise mudarme, me pareció absurdo cargar con el peso no sólo del metal, sino también con el de haber juntado una colección durante tanto tiempo, y no podía deshacerme de ellos así como así, o al menos eso sentía yo.
Algo tenía que hacer con todos esos candados que parecían ya atarme con cierta angustia.
Así que me llevé todos a un puente sobre un río en una ciudad que prefiero no mencionar, pasé una noche entera cerrándolos sobre la forja del puente en un lugar escojido al azar, y armada con rotus y pintauñas de colores, pinté nombres de hombres y mujeres que imaginé sobre ellos algunos con corazones, flores y frases apasionadas. Luego arrojé las llaves al agua y me fuí.
Hoy en día los turistas que pasean sobre el bello puente de tan hermosa ciudad se sorprenden ante tal muestra de sellos de amor y no dudan en echarles unas fotos.
Lo mejor es que cada vez hay más y más candados.
Ay,Chusmi, ¡qué bonito!, y yo que juraría que lo he visto, pero no recuerdo ya la ciudad...
Aquí el país de las Maris, llamando a Tejsas, ahí alguién ahí,Huston tenéis a nuestra Odri?
Oiisshhhhhhh, chiiiicas, no os imagináis lo que me ha costado recomponer mi peinado después de estar taaan cerca del huracán Gustav. Y encima, luego venía Hanna, y después Ike... que digo yo que cuando se les acaben los nombres así cool, empezarán a ponerles a los huracanes Agapito, Brunilda, Cojonciano, Demetria, Eucarpio, Fulgencia... y entonces sí que va a ser la risa.
Bienhalladaaaaaas, Maaaaris. Ya explorado el terreno doy luz verde para que vayamos cuando queramos, que Texas es como lo americano que vimos en Las Vegas, pero a lo grande y a lo ancho. Ya lo dice el dicho: "ev´rything´s bigger in Texas"... Se me ocurre que lo de las 8 inches se debe de quedar corto... aaayyyy, Maris, que ganitas más grande de un buen amante me he traído !!!!
Olé,olé, olé, salgamos a buscarlo.
Bienvenida Odrita guapa.
Volviendo al tema de la entrada: hoy me he encontrado en los estudios mientras rodábamos en un avión, a un coordinador mangando tapones de cava del galley para su colección,ay madrita, ¿no te digo yo...?
Pero descorchaba las benjamines a posta o los rescataba de la basura ??????
Claro. Mira que bien. Y a los malos amantes, a los amantes mediocres que nos den...
A los malos amantes y a los que necesitemos que nos den. Que nos den, pero que nos den bien dados.
Entre mis aburridas coleciones se encuentran 2 de monedas de los países de la zona €uro (por un valor que prefiero no calcular) y otra de monedas de nuestra antigua peseta por otro valor que prefiero no calcular, amén de tazas que no uso de paises que visito, etc, etc. Una colección aburrida de aburridas colecciones.
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