Una tarta de crudités... qué originalísimo, qué vanguardista, qué de crudités tengo en Tara que no sé si voy a poder acabar con ellas antes de partir hacia tierras otomanas.
Gracias a las damas y los caballeros que me honraron con su presencia anoche haciéndome pasar una velada tan agradable. Fue un placer que me hizo recordar los años del esplendor en la hierba y otras cursilerías.
Me vaya pidiendo un "bladimari" bien cargado, la niña Chusmi, dice que aún le dura la resaca del vodkacho y que se raja...ayn, la Tatarot acaba de llegar de Paguí y creo que trabaja mañana y que tiene que ponerse al día con el explorador... Alparagata llévate las crudités y repartes en el intermedio...
Mis estambuleñas Maris, vuelvan ya, estoy malita, con faringitis aguda, y nadie me trae el zumo de cuatro naranjas recién exprimidas, snif, vuelvan con su gracejo a amenizar a la convaleciente. Ay, por cierto la nueva Mari es ,es,es...¡¡¡¡ayyyyyyyy qué mona!
Ya estamos de vuelta, con morriña y eso, que los turcos están muy simpáticos, muy guapos, muy educados y allí los precios son como deberían ser: la mitad que aquí (se van a enterar cuando entren en el euro). Eso sí, el tiempo de perros, seguro que ha llovido para un año.
Sin duda el día mas feliz de mi vida fue el 1 de Mayo de 1969, aquel en el que participé junto a otros productores españoles en la Demostración Sindical que presidía el Caudillo flanqueado por el ministro de Trabajo y el secretario general del Movimiento. Pertenecía yo por entonces a una centuria de la OJE, rama juvenil de los falangistas que amábamos la naturaleza y el orden. Inspirados en las spartakiadas que organizaban las repúblicas satélites soviéticas y coordinados con el profesor de Educación Física y de Formación del Espíritu Nacional, compusimos una tabla de gimnasia de corte militar que enardeció a las masas que nos vitoreaban desde las gradas del Bernabéu. Al sonido de un viril silbato ejecutábamos lo que llamábamos serie de movimientos fundamentales para luego hacer una exhibición con los aparatos (potro y caballo).
Cierto que utilizábamos un plinton de fabricación casera, pues la autarquía nos impedía utilizar los de fabricación alemana, y ello provocó una situación tensa. Al tercer salto el plinton se resquebrajó y la falta de impulso consecuente llevó a que nos estrelláramos una y otra vez contra el aparato. Yo me pegué tal hostia que todavía me duele el codo cuando llueve, pero llevaré a gala siempre aquel sacrificio. Sé que el Caudillo, cruel pero justo, supo valorar nuestra gallardía, si bien despojó de inmediato de sus galones de Falange a nuestro amado profesor y conducator
Yo también amo la naturaleza y el orden... ¿habría sido falangista entonces? ¿Habría sido el día más feliz de mi vida aquél en que se me quemase la tortilla de patata nerviosamente preparada para esas autoridades perplejas ante el espectáculo de esos jóvenes orgullosos estampándose contra el potro?
Erase una vez una bellísima niña que nimbada por sus aduladores perdió el contacto con la tierra. Hoy adulta, y quizás aún mas bella, pena sus excesos juveniles sola allá en los pudrideros de Malasaña.
Un viejo guerrero, curtido en mil batallas, salió al camino, la agasajó y la besó hasta hacerse sangre en los labios y le mostró la senda de la redención. Pero ella, soberbia, lo quería todo.
El cruel destino dictó sentencia: el guerrero prefirió lamer sus heridas antes que postrarse ante la fútil princesa por más que lleve desde entonces una princesa de plata tatuada en su abdomen. Hoy todavía sangro por esa herida.
Ah, doble "Ah", no me la pienso a usted en falangista tardomudéjar, señorita Gilda. Sospecha este humilde escribidor que son ustedes, mis queridas señoritas, posteriores todas a aquel gracioso suceso motejado por sociólogos y gacetilleros pre-mediáticos como el "Baby Boom". Generación X, diría yo. Claro que esta circunstancia no impide, según mi modesto entender, que haya desarrollado usted un cierto amor que presupongo recíproco hacia la naturaleza y el orden.
Mira por donde acabo de leer por ahí que "Arroz con leche" es el título de una telenovela (venezolana, y perdón por la redundancia) protagonizada por la bastante espectacular Marlene de Andrade. Esta señorita da vida a Amanda, (in)felizmente casada con el machista Tomás Chacón, quien comparte con su Presidente un cierto afán canoro, musical, fuso y semifuso, y nos deleita con la letrilla siguiente:
Arroz con leche, me quiero casar con una señorita de la capital. Que sepa coser, que sepa bordar, que ponga la mesa en su santo lugar.
Por lo que puedo entrever, la guionista Doris Seguí desarrolla el novelón en base diz que feminista, planteando los problemas de convivencia de la eficaz y liberada Amanda con el troglodita Chacón. No es por nada pero me barrunto que la tal Amanda, claro, buscará a lo largo de la larga larguísima, I supose, serie nuevos horizontes para su realización personal. Olisqueo, incluso, la presencia de un bello psicólogo (lo de los curas, según el canon vigente en los culebrones comme il faut, queda para series brasileñas) que le muestre el camino. Me barrunto yo que tan banal asunto acabará con la total reconversión de Tomás Chacón, el cual relativizará seguramente la importancia del coser, el bordar y el poner la mesa decentemente. Tal que si hubiese sido reconvenido y forzado a la autocrítica por la mismísima Bibiana Aído. ¡La familia ante todo!¡Y que viva Venezuela!
Pero no es de Amanda ni del señor Chacón de lo que yo quería hablarles ahora, sino del arroz con leche. ¡Ah, la infancia!
Para preparar un arroz con leche con visos de realidad, llenarán ustedes con arroz (normalito: nada de Basmatis, glutinosos, bombas o Calasparras; arroz SOS del de toda la vida) los dos tercios de un vaso. Pongan a hervir abundante agua y, cuando rompa el hervor, añadan el arroz y muévanlo bien para evitar que se agrupe. Manténganlo ahí diez minutos a fuego mediano y, mientras tanto, pongan a calentar tres cuartos de litro de leche a la que añadirán ustedes, tanto si les place como si no, la corteza de un limón y un canuto (dicho sea con perdón) de canela. Canela en rama, vamos.
Decanten ustedes, pasados los diez minutos, el arroz y tiren el agua sin remordimiento alguno. Así, en caliente, añadan el arroz semicocido a la leche, que ya habrá empezado a hervir lentamente, y mézclenla bien con el líquido base. Tapen la cacerola y dejen cocer el mejunje por espacio de un cuartito de hora, removiendo de vez en cuando.
Hagan entonces una cata, por ver si el arroz ya no está duro. Si acaso, y porque sus nacarados dientes de ustedes así se lo aconsejaran, pueden dejarlo hirviendo un poquito más. Cuando esté listo, apártenlo del fuego y añadan la misma cantidad (en volumen) de azúcar que inicialmente pusieron de arroz. Mezclen bien para que el azúcar se disuelva, denle unas vueltecitas en el fuego tal que estilosa verónica y retírenlo del mismo.
Ahora procede que retiren ustedes la cáscara de limón y la rama de canela y lo dejen enfriar, tapado, durante toda la noche. Antes de servir, espolvorear una generosa cantidad de canela molida. Ya verán qué rico.
Este postre pudiera o pudiese admitir, si sus mercedes son golosonas una copita de moscatel de Alejandría. Alicantino, claro, que lo hacen muy bueno.
Hermoso cuento el de "amantes", aunque despojar de toda responsabilidad al viejo guerrero en favor del cruel destino... no es favorecerle parcialmente cuando puede que, simplemente, a la princesa no le gustaba lo suficiente? Se me ocurre también que la princesa bien podía tener su propio tatuaje sangrante, es posible incluso que el que ella creyó su príncipe la correspondiera con insultos y humillaciones, que alguno de sus aduladores resultara en sapo alcohólico, celoso patológico y maltratador. Es lo que pasa con los cuentos, que dan información sesgada.
Por cierto, su receta del arroz con leche me suliveya, pero nada como la thermomix para lograr un postre de concurso (según críticos expertos en arroz con leche y otras adeptas a la secta thermomix). ¿Le gusta a Vd. el arroz con leche? Tengo una jartá de canela en rama, traída del mismísimo mercado de las especias de Estambul, que está deseando aromatizar ese postre que empieza a gustarme... está Vd. invitado.
Gracias, mal caballero por su felicitación, si es que es para mí. Me temo que un pequeño despiste le ha hecho confundirme con mi prima cuando yo sólo soy humilde zapatilla.
Eso sí, los atardeceres en Tara, altamente cotizados, no son difíciles de observar si se obsequia a la anfitriona con un acompañamiento para el té, que hoy, y a tenor de este hilo, es de canela.
Hola! Cuanto tiempo! Ya veo que se ha dejado el sexo atrás para hablar de recetas y tartas.
Es una auténtica pena que haya librado justo los días de lluvia, después del chirimiri turco, pero en fin, la primavera está aquí, y sillas y mesas en las calles de Madrid. Mucho tiempo sin conectarme para darme cuenta de la cibervida de la que escapo. Ahora sé porqué siempre que me abandono a la idea de comprarme uno de esos portátiles taaaaaaaaaaan chulos algo me da como que casi que no. Me pregunto si dentro de unos años el máaaaas guay del barrio dirá con la nariz bien alta "yo no tengo internet" en vez de el actual "yo no veo la tele".
Bueno, que me gustaría veros más a menudo, a ser posible de manera espontánea, sin pedir número y eso. Ya sé que es culpa mía, pero no me dan los días libres para todos y el calorcito se va tan rápido que ya tengo ansiedad por ver cómo se me echan encima las navidades que vienen.
El 15 es San Isidoro y yo quiero tirarme a la calle. Alguno ya se ha apuntado, seguro que ese día no teneís nada que hacer aparte de un turno de rodaje ¿verdad? :-D La pregunta es retóricamente cibernética, ya sabeis que estoy disponible en el móvil ya que lo enciendo entre toma y toma.
Yo también pienso que el viejo guerrero desconoce las anteriores batallas entabladas por la soberbia princesa. Como el famoso dicho: "Más sabe la gallina por puta que por vieja."
Pobre guerrero. Mas seguro que se le pasa y se olvida de ella ¿verdad? y ese animalito que está tendido en el borde de la carretera, está echando una siesta ¿verdad?
¿Tan malas semos? No, no, es que nunca llueve a gusto... a gusto, punto.
22 comentarios:
espeluznante experimento veganorepostero
Una tarta de crudités... qué originalísimo, qué vanguardista, qué de crudités tengo en Tara que no sé si voy a poder acabar con ellas antes de partir hacia tierras otomanas.
Gracias a las damas y los caballeros que me honraron con su presencia anoche haciéndome pasar una velada tan agradable. Fue un placer que me hizo recordar los años del esplendor en la hierba y otras cursilerías.
¿Salimos hoy?
Joder se me había olvidado y no me he traido muda.
Dita sea... ¿no puedes camuflar los ropajes de época? ¿Te llevamos algo?
Maris, esta noche nos vemos en Bar&Co. Canta Audrie. Bailamos todas. Os espero en la barra.
Me vaya pidiendo un "bladimari" bien cargado, la niña Chusmi, dice que aún le dura la resaca del vodkacho y que se raja...ayn, la Tatarot acaba de llegar de Paguí y creo que trabaja mañana y que tiene que ponerse al día con el explorador...
Alparagata llévate las crudités y repartes en el intermedio...
Mis estambuleñas Maris, vuelvan ya, estoy malita, con faringitis aguda, y nadie me trae el zumo de cuatro naranjas recién exprimidas, snif, vuelvan con su gracejo a amenizar a la convaleciente.
Ay, por cierto la nueva Mari es ,es,es...¡¡¡¡ayyyyyyyy qué mona!
Ya estamos de vuelta, con morriña y eso, que los turcos están muy simpáticos, muy guapos, muy educados y allí los precios son como deberían ser: la mitad que aquí (se van a enterar cuando entren en el euro). Eso sí, el tiempo de perros, seguro que ha llovido para un año.
Sin duda el día mas feliz de mi vida fue el 1 de Mayo de 1969, aquel en el que participé junto a otros productores españoles en la Demostración Sindical que presidía el Caudillo flanqueado por el ministro de Trabajo y el secretario general del Movimiento.
Pertenecía yo por entonces a una centuria de la OJE, rama juvenil de los falangistas que amábamos la naturaleza y el orden. Inspirados en las spartakiadas que organizaban las repúblicas satélites soviéticas y coordinados con el profesor de Educación Física y de Formación del Espíritu Nacional, compusimos una tabla de gimnasia de corte militar que enardeció a las masas que nos vitoreaban desde las gradas del Bernabéu. Al sonido de un viril silbato ejecutábamos lo que llamábamos serie de movimientos fundamentales para luego hacer una exhibición con los aparatos (potro y caballo).
Cierto que utilizábamos un plinton de fabricación casera, pues la autarquía nos impedía utilizar los de fabricación alemana, y ello provocó una situación tensa. Al tercer salto el plinton se resquebrajó y la falta de impulso consecuente llevó a que nos estrelláramos una y otra vez contra el aparato. Yo me pegué tal hostia que todavía me duele el codo cuando llueve, pero llevaré a gala siempre aquel sacrificio. Sé que el Caudillo, cruel pero justo, supo valorar nuestra gallardía, si bien despojó de inmediato de sus galones de Falange a nuestro amado profesor y conducator
¡Félix Murias, presente!
Yo también amo la naturaleza y el orden... ¿habría sido falangista entonces? ¿Habría sido el día más feliz de mi vida aquél en que se me quemase la tortilla de patata nerviosamente preparada para esas autoridades perplejas ante el espectáculo de esos jóvenes orgullosos estampándose contra el potro?
Erase una vez una bellísima niña que nimbada por sus aduladores perdió el contacto con la tierra. Hoy adulta, y quizás aún mas bella, pena sus excesos juveniles sola allá en los pudrideros de Malasaña.
Un viejo guerrero, curtido en mil batallas, salió al camino, la agasajó y la besó hasta hacerse sangre en los labios y le mostró la senda de la redención. Pero ella, soberbia, lo quería todo.
El cruel destino dictó sentencia: el guerrero prefirió lamer sus heridas antes que postrarse ante la fútil princesa por más que lleve desde entonces una princesa de plata tatuada en su abdomen. Hoy todavía sangro por esa herida.
Ah, y feliz cumpleaños, señorita Escarlata. ¿Es demasiado tarde? Lo que daría yo por ver caer la tarde en Tara...
Ah, doble "Ah", no me la pienso a usted en falangista tardomudéjar, señorita Gilda. Sospecha este humilde escribidor que son ustedes, mis queridas señoritas, posteriores todas a aquel gracioso suceso motejado por sociólogos y gacetilleros pre-mediáticos como el "Baby Boom". Generación X, diría yo. Claro que esta circunstancia no impide, según mi modesto entender, que haya desarrollado usted un cierto amor que presupongo recíproco hacia la naturaleza y el orden.
No, decididamente no.
Mira por donde acabo de leer por ahí que "Arroz con leche" es el título de una telenovela (venezolana, y perdón por la redundancia) protagonizada por la bastante espectacular Marlene de Andrade. Esta señorita da vida a Amanda, (in)felizmente casada con el machista Tomás Chacón, quien comparte con su Presidente un cierto afán canoro, musical, fuso y semifuso, y nos deleita con la letrilla siguiente:
Arroz con leche,
me quiero casar
con una señorita de la capital.
Que sepa coser,
que sepa bordar,
que ponga la mesa en su santo lugar.
Por lo que puedo entrever, la guionista Doris Seguí desarrolla el novelón en base diz que feminista, planteando los problemas de convivencia de la eficaz y liberada Amanda con el troglodita Chacón. No es por nada pero me barrunto que la tal Amanda, claro, buscará a lo largo de la larga larguísima, I supose, serie nuevos horizontes para su realización personal. Olisqueo, incluso, la presencia de un bello psicólogo (lo de los curas, según el canon vigente en los culebrones comme il faut, queda para series brasileñas) que le muestre el camino. Me barrunto yo que tan banal asunto acabará con la total reconversión de Tomás Chacón, el cual relativizará seguramente la importancia del coser, el bordar y el poner la mesa decentemente. Tal que si hubiese sido reconvenido y forzado a la autocrítica por la mismísima Bibiana Aído. ¡La familia ante todo!¡Y que viva Venezuela!
Pero no es de Amanda ni del señor Chacón de lo que yo quería hablarles ahora, sino del arroz con leche. ¡Ah, la infancia!
Para preparar un arroz con leche con visos de realidad, llenarán ustedes con arroz (normalito: nada de Basmatis, glutinosos, bombas o Calasparras; arroz SOS del de toda la vida) los dos tercios de un vaso. Pongan a hervir abundante agua y, cuando rompa el hervor, añadan el arroz y muévanlo bien para evitar que se agrupe. Manténganlo ahí diez minutos a fuego mediano y, mientras tanto, pongan a calentar tres cuartos de litro de leche a la que añadirán ustedes, tanto si les place como si no, la corteza de un limón y un canuto (dicho sea con perdón) de canela. Canela en rama, vamos.
Decanten ustedes, pasados los diez minutos, el arroz y tiren el agua sin remordimiento alguno. Así, en caliente, añadan el arroz semicocido a la leche, que ya habrá empezado a hervir lentamente, y mézclenla bien con el líquido base. Tapen la cacerola y dejen cocer el mejunje por espacio de un cuartito de hora, removiendo de vez en cuando.
Hagan entonces una cata, por ver si el arroz ya no está duro. Si acaso, y porque sus nacarados dientes de ustedes así se lo aconsejaran, pueden dejarlo hirviendo un poquito más. Cuando esté listo, apártenlo del fuego y añadan la misma cantidad (en volumen) de azúcar que inicialmente pusieron de arroz. Mezclen bien para que el azúcar se disuelva, denle unas vueltecitas en el fuego tal que estilosa verónica y retírenlo del mismo.
Ahora procede que retiren ustedes la cáscara de limón y la rama de canela y lo dejen enfriar, tapado, durante toda la noche. Antes de servir, espolvorear una generosa cantidad de canela molida. Ya verán qué rico.
Este postre pudiera o pudiese admitir, si sus mercedes son golosonas una copita de moscatel de Alejandría. Alicantino, claro, que lo hacen muy bueno.
Y ya sí. Ya les dejo en paz durante unos días.
Que tengan un feliz fin de semana.
Hermoso cuento el de "amantes", aunque despojar de toda responsabilidad al viejo guerrero en favor del cruel destino... no es favorecerle parcialmente cuando puede que, simplemente, a la princesa no le gustaba lo suficiente? Se me ocurre también que la princesa bien podía tener su propio tatuaje sangrante, es posible incluso que el que ella creyó su príncipe la correspondiera con insultos y humillaciones, que alguno de sus aduladores resultara en sapo alcohólico, celoso patológico y maltratador. Es lo que pasa con los cuentos, que dan información sesgada.
Por cierto, su receta del arroz con leche me suliveya, pero nada como la thermomix para lograr un postre de concurso (según críticos expertos en arroz con leche y otras adeptas a la secta thermomix). ¿Le gusta a Vd. el arroz con leche? Tengo una jartá de canela en rama, traída del mismísimo mercado de las especias de Estambul, que está deseando aromatizar ese postre que empieza a gustarme... está Vd. invitado.
Gracias, mal caballero por su felicitación, si es que es para mí. Me temo que un pequeño despiste le ha hecho confundirme con mi prima cuando yo sólo soy humilde zapatilla.
Eso sí, los atardeceres en Tara, altamente cotizados, no son difíciles de observar si se obsequia a la anfitriona con un acompañamiento para el té, que hoy, y a tenor de este hilo, es de canela.
Esta babosón este blogggg.
Aburridillo.
Ahora diréis que no le lea y eso...
perdonen.
No, ahora diremos que escriba Vd. algo interesante y/o divertido.
Deliciosa la receta del arroz con leche. Delicosa de leer, me refiero. Gracias caballero.
Hola! Cuanto tiempo!
Ya veo que se ha dejado el sexo atrás para hablar de recetas y tartas.
Es una auténtica pena que haya librado justo los días de lluvia, después del chirimiri turco, pero en fin, la primavera está aquí, y sillas y mesas en las calles de Madrid. Mucho tiempo sin conectarme para darme cuenta de la cibervida de la que escapo. Ahora sé porqué siempre que me abandono a la idea de comprarme uno de esos portátiles taaaaaaaaaaan chulos algo me da como que casi que no.
Me pregunto si dentro de unos años el máaaaas guay del barrio dirá con la nariz bien alta "yo no tengo internet" en vez de el actual "yo no veo la tele".
Bueno, que me gustaría veros más a menudo, a ser posible de manera espontánea, sin pedir número y eso.
Ya sé que es culpa mía, pero no me dan los días libres para todos y el calorcito se va tan rápido que ya tengo ansiedad por ver cómo se me echan encima las navidades que vienen.
El 15 es San Isidoro y yo quiero tirarme a la calle. Alguno ya se ha apuntado, seguro que ese día no teneís nada que hacer aparte de un turno de rodaje ¿verdad? :-D
La pregunta es retóricamente cibernética, ya sabeis que estoy disponible en el móvil ya que lo enciendo entre toma y toma.
Yo también pienso que el viejo guerrero desconoce las anteriores batallas entabladas por la soberbia princesa.
Como el famoso dicho: "Más sabe la gallina por puta que por vieja."
Pobre guerrero. Mas seguro que se le pasa y se olvida de ella ¿verdad? y ese animalito que está tendido en el borde de la carretera, está echando una siesta ¿verdad?
¿Tan malas semos?
No, no, es que nunca llueve a gusto... a gusto, punto.
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