16.11.07

CARTA A CUATRO

Buenos días.

Les escribo directamente para transmitirles mi queja.

En general su cadena me interesa más que las demás por los contenidos, pero no tengo más remedio que hacerles llegar mi descontento.
Hoy a las 13:30h han emitido imágenes de la muerte de un hombre causada por una descarga eléctrica a lo largo de un debate moral sobre el uso de estas armas. La imágen y el sonido han sido repetidos varias veces. ¿era necesario? ¿se han planteado vender un politono al respecto?

Resulta cínico a no poder más el debate moral cuando la imágen es emitida sin ningún escrúpulo una y otra vez. Me recuerda a la mujer que pasará a la historia como la persona cuya cara fue pateada 18.000 veces en televisión en un ya rídiculo intento de defensa antiracista, y tantos casos más de falta de respeto a las víctimas de agresiones que se produce en este medio.
Soy una persona adulta y no desconozco la violencia, pero ese uso del "derecho a la información" me parece abusivo y con objetivos muy distintos a los que debieran ser. Los espectadores no son imbéciles.

Además de esto el daño que producen a la sensibilidad del cliente, y que decir de los familiares y entorno de la víctima, y a la víctima en sí.

Lamentablemente, este mal uso del derecho de información, como ustedes sabrán, lleva sin duda a la restricción de horarios, demandas judiciales, y finalmente, a la temida censura que nadie desea.


Gracias por su tiempo.

2.11.07

Cita a ciegas



¿Existe algún protocolo a la hora de tener una cita a ciegas? ¿Hay alguna probabilidad de gustarse sólo porque a algún pariente o amigo común se le antoje? ¿Os ha funcionado alguna vez una cita a ciegas? Y me refiero a una auténtica cita a ciegas: aquella en la que no sabes prácticamente nada más que el nombre de la persona con la que vas a salir. No valen las de: le conocí en un chat, nos llevamos mensajeando una semana, me ha escrito varios correos... etc. y mañana saldremos juntos. En esos casos ya tienes algunas pistas. Ya sabes si hay algo que te atraiga de la otra persona.



Ayer tuve una. Animada por la más joven de mis tías, por no decir "amablemente presionada", escribí un correo a un chico (según ella) muy majo, muy majo, que le daba tarjetas para que le buscara chicas con las que salir a tomar algo. ¿Es que no tiene amigos, está divorciado?, acerté yo. Claro que, a nuestra edad, quien no está casado o se acaba de divorciar o le pasa algo (es lo que me dijo alguien hace poco, señalando inmediatamente que yo valgo mucho, ejem, lo mismo me pasa algo). ¿Y tiene hijos?, pregunté. Sí, dijo mi tía, creo que tiene una niña, pero llámale, que es muy majo, él sólo quiere amigos para compartir inquietudes, tomar unas cervezas...


Y le escribí un correo con la intención de iniciar un conocimiento de sus inquietudes vía mail o messenger. Resultó ser hombre de pocas letras (dijo tener el portátil averiado) y quiso quedar asumiendo todos los riesgos. Bueno, me dije, no hay nada que perder (más que tiempo) y un aperitivo no compromete a nada. Me envió tres fotos vía mms: la primera, un genial autorretrato frente al espejo, hecha con el móvil y sujetándolo de forma que tapaba nariz y boca (aprecié que llevaba gafas, y que era un pésimo fotógrafo); la segunda, de cuerpo entero en Picos de Europa (tamaño hormiga en la pantalla de mi móvil, aprecié que vestía como un hombre); y la tercera, de su hija, totalmente apepinada por el formato de imagen y horizontal en mi pantalla (aprecié que lo mismo se la traía, aunque dijo que ese día no le tocaba). Con esas pistas y las que me dio por teléfono: tengo bigote y barba y voy a llevar una camisa de rayas azules, marrones y verdes y chaqueta beige (horror, ya era demasiado tarde para echarse atrás) me presenté en el lugar elegido por mí y me encontré... ¡con el primo de Rajoy!


Todavía estoy bajo los efectos del shock. El señor (de chico, nada de nada) es simpático, muy agradable, tiene un tono de voz muy medido y relajante y acento de barrio madrileño, algo macarrilla pero gracioso, es geólogo, parlamentario, y parece un profesor de universidad. De la mía, eso sí. Inteligente, amante de los pueblos (¡¡¡!!!), de las cuevas (¡ si ahí no hay nada!) y de su hija, de la que estuvo hablando el 50% del tiempo. Eso sí, dedicó unos segundos a contarme que tenía otro hijo, de 19 años (la niña tiene 6), pero que era de su ex-mujer y lo adoptó (si es buen hombre, eso ya lo dice mi tía) y ahora ya hace vida propia, el chaval. Vamos, que no nos lo tenemos que llevar al parque de atracciones si no queremos.


Me soltó a bocajarro que tenía 44 tacos, se ve que me imaginó con los que aparento. Y le tuve que confesar que era el hombre más mayor (sin contar a mi padre) con el que me había tomado una cerveza. ¿Pero es que mi tía no sabe que a mí me gustan jovencitos, a ser posible igualitos a Paul Rudd?


Que no se diga que no lo he intentado.