7.11.06
Los secretos de nuestras casas
Muchas veces, las paredes de nuestras casas entrañan misterios inimaginables, secretos que un día quedaron ocultos y que sólo la casualidad nos puede llevar ante ellos. El mapa de un tesoro, una sufrida esposa torturada, o los ahorros del abuelo que una vez colocó debajo de una baldosa, sobre la que se puso un sintasol espantoso para luego servir de base a la tarima flotante que pusimos hace un mes. Es cierto, estas cosas suceden, podemos estar ignorantes de algo marravilloso u horrible con lo que podríamos dar si tirásemos aquel tabique o rascásemos esa gruesa capa de pintura del salón.
A mí me pasó. Sí, encontré el misterio oculto de mi casa al poco tiempo de comprármela, mientras se hacía la obra. Lógicamente, no podría ser de otra manera. Estaba en el cuarto de baño, y lo encontramos al quitar la bañera, una vez que se tiró el tabique que la sostenía y se descubrió, allí estaba, seco y arrugado por el paso del tiempo, pero manteniendo su forma esencial. Mi suegro se lo quedó mirando, horrorizado, y después de un rato de contemplación, dijo: "Pues a mí esto me parece un moñigo". Y eso era. Una mierda que había permanecido emparedada durante años y con la que la gente que me vendió el piso estuvo conviviendo sin saberlo. Ahora me imagino a esa buena mujer que mientras se lavaba la cara, el truño oculto estaba ahí, inerte, víctima probable de un apretón del tipo que construyó la vivienda y que luego con suma frialdad confinó entre el pladur y la bañera, escondiendo al mundo algo que creía que jamás sería descubierto.
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19 comentarios:
joer, mi casa es muy aburrida, creo yo, y por más que intento buscar algún secreto que haga interesante los lugares donde he vivido, no se me ocurre, ahora, sí puedo decir, que mi hermana y yo en secreto , tirabamos chinitas desde el balcón al albañil que nos estaba reformando la casa del pueblo, en realidad, no era al albañil, sino a la raja de su culo, porque era un albañil muy típico , con una gorra de esas que sólo ellos usan y encuentran, y con unos calzoncillos blancos que asomaban por encima de los vaqueros pero que aún así no ocultaban esa "zanjaelculo" tan atrayante para el tiro con china...es que era todo provocación, así en cuclillas con ese abismo diciendo "aciértame, aciértame"...
¡Aaaaaaaaayyyyyyy! A vé si alguien me encuentra mi joya de la quinienta mil peseta...
En un ático que tuve cerca de Central Park (...) habiá una habitación que tenía tabicada su parte inhabitable segúnlanormativa (es decir lo que está por debajo de 1m60)(creo). Decidimos tirar el muro y habilitar ese hueco para guardar trastos. Allí nos encontramos un mono azul de trabajo vacío, una zapatilla modelo tórtola de segunda generación vacía, sacos vacíos de cemento y unas cuantas litronas también vacías. Esperábamos descubrir restos humanos del propietario de los enseres, pero debió de ser que al tabicar se quedó fuera.
Por nuestra parte, debajo del friso de pino con que cubrimos el techo, hicimos una inscripción con los nombres de los autores de la obra enumerando todas las dificultades que habíamos encontrado y manifestando lo puteaos que estábamos con la reforma de la mierdal güeco ; así que para cuando otros lo encuentren podrán escribir aquí lo que encontraron.
Juro que yo no
cagué dentro.
Pues yo no quiero decir nada, pero nuestro moñigo estaba en el interior de la bañera...
Por cierto, que yo tampoco me bebí tus litronas
Pues yo, buscaría al dueño del moñigo.
Después de tantos años, sería un encuentro muy entrañable.
entruñable, querido esperso, entruñable
entruñable, querido espeso, entruñable
¿Pero no veis que está como su propio nombre indica un tanto espeso?
ay, pajillero, borra el primero de la garra(también algo espesa), que en donde está ella no puede, curra mucho...ejem
gracias, es que aqui en Siberia, capan todo lo que lleve palabras como nabo, calabaza y todo eso que aparece en este pornoblog
En un apartamento céntrico en el que viví parte de mi oscuro pasado (...) perdí una pinza de la ropa entre el tambor de la lavadora (de carga superior) y la lavadora misma. Una abducción en toda regla. Intentando sacar la pinza y evitar una catástrofe de proporciones desconocidas (yo no no conocía el efecto de un artefacto impidiendo el giro del tambor) me armé de valor y destornillador y me lancé al conocimiento de las entrañas de aquel aparato en peligro. Saqué los tornillos uno a uno (y sin perderlos), levanté la tapa del lateral a ver si se podía ver la pinza. Pero no, el tambor resultó estar metido en una estructura de "concreto" (concretísimo) y yo no tenía armas con que agujerearlo. Y además, sorpresa: debajo del tambor, en el suelo, había algo... Alguna de las inquilinas anteriores me había dejado un tesoro. ¡Una caja de salva-slips llena de basurilla! Tenía papelitos arrugados, de los que protejen el adhesivo de los salva-slips, un tubo de pasta de dientes, vacío, el canuto de cartón de un rollo de papel higiénico y alguna otra joya por el estilo (la de quinientasmilpesetas no estaba, quéverdeeramivalle, que miré muy bien). Yo me preguntaba cómo había ido a parar aquel tesoro a semejante lugar y se me ocurrían dos teorías: O bien dejaron aquello allí antes de colocar la lavadora (y con mucha maña levantaron la lavadora para situarla sobre la cajita sin aplastarla), o bien alguien en apuros no pudo tirar la basura un día y cogió un destornillador... Menos mal que sólo era plástico y papel. Eso sí, tenía trazas de misterio y absurdez a partes iguales.
Claro Gilda, tú siempre con glamour, para quitarte los guantes y para desbaratar una lavadora...
Yo creo que lo haría con guantes puestos, sobre todo para rebuscar entre los salvaeslís pa ver si estaba el anillo de quinientamilpeseta...
Los tabiques del alma
Hubo una huella profunda, en la pared de una casa, una de esas cajitas de cerillas de un obrero barrio madrileño, y mayor que aquella que se viera, es la que habita aún en el corazón de la persona que hirió la pared, lanzándole aquel vaso, desesperado gesto, cuando la ira , esa pitón del espíritu, asfixiaba su cuerpo y tapaba su garganta y el llanto ya no pudo canalizar tanto odio ni tanta indefensión: los gritos, los ojos suplicantes: no más dolor , no más dolor,¿por qué? sólo aquel vaso, su furibundo vuelo, el hueco en la pared, el abismo en su vidas, desde entonces, cada día más grande e insondable. Muchas veces después miraba aquella marca, hasta que un día alguien decidió camuflarla, igual que lo demás, si no se ve no hay daño, si no se sabe no hubo: hospital, ni tubos, ni estómago lavado, ni pastillas, ni miedo, ni dolor, ni se habla, ni se grita, se finge nada más, así es como se “vive”.
Quizá si alguien escarba, encontrará la marca, incluso algún añico del vaso salvador y lo cuente en un blog. Quizá si alguien escarba, también dé con la herida dentro del corazón y a lo mejor le sirva contarlo en este blog.
Me da a mí que eso no fue en Tara, ¡cuánto de sufrir!, pero estaría bien que con taparlo se acabara el sufrimiento... se acabaría el aquaplast, claro. En Tara se nos acabó tapando agujeros de balas yankis. Dejamos algunos en la fachada, copiando la estética de la Puerta de Alcalá, por moda y por eso, porque se nos acabó el aquaplast (bonita palabra, ¿eh?).
Sí claro, qué bien, arriba el aquaplast y muerte por asfixia al agujero, vamos ya , con lo decorativos que quedamos, y qué daño hacemos, qué dirían los guías del Congreso,ya no podrían enseñar esos balazos tejeriles...agujeros del mundo¡uníos! en pie ambriento socavón, huecos de la tierra:¡ muerte al aquaplast capitalista! dónde se enterrarían los moñigos a falta de oquedades...
Sí, bien lo habéis adivinado, soy una paloma celíaca haciendo tránsito en Las Vergas, hace tiempo hice de un tejado plagado de antenas y sucios conductos de ventilación, el nido en el que parar cada vez que mis tendencias ludopáticas me llevaran a esa plástica ciudad.
Un día cuando disfrutaba de unos suculentos granos de arroz que unos insensatos españoles habían derramado junto a la Cupid's Chapel , y que la ley seca del lugar hacían dificiles de conseguir, sufrí un atragantamiento que casi me hace no poder relataros este secreto, mis alas se agitaban al tiempo de los espasmos de mi cuerpo y al ritmo de las asmáticas arcadas que resultaban inútiles para desalojar al intruso en mi pescuezo, debía encontrar agua inmediatamente,me deslicé hacia el interior del edificio por la primera chimenea que encontré,y entonces ese espectro con un gesto entre Michael Jackson y John Travolta en fiebre del sábado noche fue mi salvación de la asfixia, y casi mi condena por infarto, no sé si fue por el grito que salió desde lo más profundo de mi ser, o del golpe que me di contra la pared de la chimenea , el corpúsculo salió despedido con tal fuerza que se incrustó en uno de los orificios nasales de aquel ser semimomificado,cuyo aspecto recordaba a Nicola Cage, pero con cierto mongolismo, quizá debido a ese pelo albino, o a esa mirada sonriente a pesar de la muerte,mareada y aún conmocionada salí a toda pastilla del angosto lugar donde había ido a parar aquel infeliz, di un chivatazo a la pasma, en breve aparecerían Grison y sus secuaces, agarré mis plumas de lentejuelas y decidí jugarme lo que me quedaba en el casino más próximo, no tenía ganas de volar, me colgué de aquel deslumbrante Big Pink Cadillac, donde un Elvis con lentejuelas doradas maldecía entre dientes a
Sara Montiel por criticar su maquillaje.That's life, pensé, cada loco con su tema.
Cómo había llegado allí el hermano mongólico de Nicolas Cage, es algo que sabréis si veis la siguiente temporada de C.S.I Las Vergas.
Algún tipo de truculenta historia lleva arrastrando mi caja de cerillas... algo le oí decir a mi eventual vecino del bajo cuya confianza tengo por la paternidad que me profesa...
Esto me daba igual, el apartamento fue reformado. AQUAPLAST.
Pero lo recordé en la época que vi flashazos en la oscuridad, y no soy yo persona que haya atraído fantasmas, sólo alguna absurdez inexplicable de vez en cuando salpicando mi vida. He intentado sonsacarle a mio pater, que se entera de todo, que es lo que pasó con la pareja que allí vivía, pero ha puesto cara de no sé y no insistas.
Lo más que he averiguado es que a él le regalan -aún hoy- una bici de montaña cada semana, y en su defecto una vajilla, cuya recogida es extremadamente URGENTE!!! y que el contrato que tenían de luz era ridículo, no daba ni para encender un secador de pelo de viaje.
Sobre los destellos en la oscuridad... lo primero que pensé es que era una cámara fotográfica, pero me pareció tan obsceno y descarado por parte de mi vecino de enfrente que no me entra en la cabeza. Podía haberme avisado para que me pusiera un tanga y rimel, no?
Si alguno veis en internet una foto mía con un triste pijama legaña al ojo, avisadme pfv, quiero cobrar derechos, que seguro que alguno los paga.
Hablando de tabiques, yo el único que he tirado, por pasarme de la raya, es el de mi preciosa nariz. Ahora me tienen que poner uno de platino, me piden que entregue uno de mis preciados disco para construirlo.
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